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La mejor noticia de la historia: el Evangelio
El mensaje del Evangelio, el único anuncio por el que Dios da la salvación, es éste: el único Dios verdadero manda a todos a arrepentirse y creer en Jesús, el Señor; Él fue crucificado y murió por los pecados de todo aquel que cree en Él, pero resucitó de entre los muertos. El Evangelio promete la salvación del pecado y de la muerte a todo aquel que crea: así como Jesucristo vivió una vida sin pecado y ahora vive en vida eterna con el cuerpo glorificado después de la resurrección, así también los salvos serán glorificados y hechos perfectos. Sus pecados fueron expiados por Jesucristo en su lugar en la cruz y han sido justificados por el Señor resucitado.
Para más detalles, lea el libro El poder del Evangelio, que se encuentra en la siguiente sección.
Mostrando la inspiración de la Biblia
La Biblia es inspirada por Dios. Un argumento que pretende demostrarlo es que la profecía de las “setenta semanas” (Daniel 9:24-27) predijo el momento de la muerte de Jesús de Nazaret: la profecía afirma que el Mesías (traducible como “Cristo”, “ungido” o “consagrado”) sería asesinado después de “siete y sesenta y dos semanas” (Daniel 9:25-26), es decir, 69 (=7+62) períodos de siete años (como en Levítico 25:8), cada uno de 12 meses (1 Reyes 4:7) de 30 días (150 días divididos por cinco meses, como en Génesis 7:11,24 y 8:4). 69 períodos de 7 años son 483 (=69×7) años. 483 años de 360 (=12×30) días son 173880 (=483×360) días, exactamente 476 (=173880/365,25) años y 21 días del calendario juliano. Este lapso de tiempo va desde la orden de “reconstruir Jerusalén” (Daniel 9:25), la cual, según Nehemías 2:1, 5, 7, 11, fue emitida en marzo o abril de 445 a.E.C., el año vigésimo del rey Artajerjes (cuyo reinado, históricamente, comenzó en 464 a.E.C.), y termina en marzo o abril o mayo del año 32 d.C. (=476 años -445 a.C. + 1 año; se debe omitir el año 0, agregando 1 año, porque el 0 no existe en el calendario), compatible con el período en el que históricamente murió Jesús (en primavera y entre el 30 y el 33 d.C.). La Biblia hace algo que no se puede explicar asumiendo un materialismo absoluto: predice el futuro con al menos dos siglos de antelación (datación del hallazgo más antiguo de Qumrán del Libro de Daniel, llamado 4Q114) no de manera genérica, sino especificando cuándo ocurriría un determinado acontecimiento. La probabilidad de que esto sea casualidad es inferior a aproximadamente el 2% (4 años posibles divididos por 200 años es igual a 0,02). Pero la Escritura explica cómo esto es posible: el Dios de la Biblia, el único verdadero, es el Señor de la historia y puede revelar el futuro.